LA GEN Z, ALIADA DE LA DIVERSIDAD

• Para la Gen Z, la diversidad debería ser uno de los pilares clave de la sociedad actual. En lo relativo a diversidad, parece que avanzamos, pero todavía queda mucho por hacer. El 77% de los encuestados piensa que su generación es más abierta que la de sus padres.

• La Gen Z es crítica: entiende que la cuestión del privilegio es clave para ser uno mismo. Identificarse como fluido es una forma de definirse a uno mismo, que incluye género, sexualidad y un estilo de vida, según el 56% de los participantes. La mayoría está de acuerdo en que el grado de aceptación en su entorno es una cuestión de privilegio (64%), es decir, que entran en juego factores como la clase social, el estatus económico, la etnia, etc. 

• Una generación abierta, pero el pasado sigue presente. El 49% de la Gen Z admite que los conceptos tradicionales de género y sexualidad afectan a su identidad o a sus oportunidades futuras. Son conscientes de que en la sociedad todavía tienen mucho peso estereotipos y valores con los que ellos no se identifican. De ellos, el 28% cree que, en el futuro, es probable que sean juzgados con criterios diferentes a los de sus compañeros. El 26% se siente agobiado por las típicas preguntas de la sobremesa en Nochebuena: “¿tienes ya novia?”, “¿Para cuándo el niño?”, e incluso uno de cada cuatro se siente presionado para encajar en los estereotipos asociados a su género o sexualidad.

• ¿Salir o no del armario? El 56% de la Gen Z cree que salir del armario puede ser un concepto anticuado para algunos, pero a otros (20%) todavía les cuesta hablar de sí mismos abiertamente. También admiten que para algunos, todavía es necesario para que los identifiquen como realmente se sienten. Aunque cada vez es menos necesario verbalizar su identidad con sus amigos, sigue quedando pendiente esa “conversación” con familia y generaciones mayores. Por otro lado, el 32% de los Gen Z que necesitaba salir del armario para encontrar su “verdadero yo” lo hizo y tuvo una experiencia muy positiva. Sin embargo, todavía hay un 27% de jóvenes españoles que permanecen en el armario, ya que no se sienten cómodos compartiendo su identidad con su familia y entorno.

• Relaciones sin etiquetas. Según la encuesta de Tinder, el 48% está de acuerdo en que ahora están más abiertos a salir con alguien de género, sexualidad o identidad diversas y es que para eso son la Generación más queer. Pero no es purpurina todo lo que reluce: sólo el 27% admite que está abierto a tener una relación no normativa. ¡Hay que seguir derribando muros!

• La apertura de la Gen Z tiene una familia monoparental: Internet. Su manera de conocer gente nueva está fuertemente influenciada por Internet y las redes sociales, de donde también vienen sus principales referentes. Así lo confirma el 82% de los encuestados, que interactúa con su comunidad a través de las redes sociales. Sólo el 34% lo hace en eventos sociales y fiestas IRL (in real life). Por otro lado, el 30% admite que Internet les ha ayudado a encontrar referentes para dar forma a la idea de quiénes quieren ser. Y es que la red es una vía de escape del entorno muchas veces limitado que permite conectar con personas que viven realidades diferentes a la suya en cualquier lugar del mundo.

• Dating apps. Estas plataformas son ya la principal forma de conocer gente nueva y los jóvenes se sienten a gusto expresándose en Internet. El 43% admite haberse identificado con su verdadera orientación sexual en aplicaciones o comunidades online cuando aún no lo había hecho en su vida real. Y es que Internet es un espacio más democrático y con menos prejuicios, donde los jóvenes encuentran personas con las que comparten gustos. Precisamente por estos entornos seguros de afinidad, el 53% se siente más cómodo conociendo gente en línea que de manera presencial y el 64% está de acuerdo en que las aplicaciones de citas les permiten conocer gente diversa con diferentes antecedentes e identidades.

EL FUTURO ES FLUIDO

• El futuro es fluido, las etiquetas se quedan en la tienda. . El 56% de la Gen Z entiende el concepto de “fluido” como definición de sí mismos, su identidad, relacionado con todo lo que son y que, definitivamente, no es estanco. Los roles tradicionales de género, sexualidad, raza o clase social se invierten y difuminan ante las miradas atónitas de los mayores. Desde la ropa unisex a los pronombres, el 38% de los jóvenes piensa que su estilo de vida no se ajusta a la norma.

• ¿Por qué somos todos corredores de fondo?  Sí, hay una ruptura con las etiquetas: el 46% de los jóvenes cree que hay más aceptación hacia las identidades no convencionales, pero todavía hay mucho trabajo por hacer. En cuanto al futuro y las expectativas personales, el 49% de los Gen Z sabe que dependen de personas con menos conciencia de diversidad, y piensa que los conceptos tradicionales de género y sexualidad afectarán a su identidad o a sus oportunidades futuras. De ellos, el 28% cree que, en el futuro, es probable que sean juzgados por criterios diferentes a los de sus compañeros, mientras que el 26% se siente presionado para cumplir las expectativas de sus familias, ya sabéis, las típicas preguntas nochebuenistas: “¿tienes ya novia?”, “¿Para cuándo el niño?”

• La Generación Z es crítica: la aceptación es una cuestión de privilegio. Ya hemos dicho que todo joven lleva su pequeño filósofo dentro , y la encuesta de Tinder destaca que la mayoría de participantes está de acuerdo en que el grado de aceptación de la propia identidad es una cuestión de privilegio (64%). Es decir, que tu estatus social y económico determina el grado de aceptación de tu entorno. Y es que si lo piensas, en el propio hecho de tolerar o aceptar al otro se te presupone el privilegio de hacerlo como si dependiera de tu buena voluntad, ¿lo pillas?

• “Salir del armario”  sigue siendo (lamentablemente) necesario. El 56% de la Gen Z cree que salir del armario puede ser un concepto anticuado para sus amistades, pero a otros (20%) todavía les cuesta hablar de sí mismos abiertamente. Aunque cada vez es menos necesario verbalizar tu identidad con tus amigos, sigue quedando pendiente esa “conversación” con familia y generaciones mayores o ese pánico escénico al comenzar un nuevo trabajo.